Primer soplo, segundo soplo, tercer soplo... y así hasta 13 intentos fueron necesarios para que este pequeño pudiera apagar la vela de su segundo cumpleaños.
Todo esto mientras se escuchaban de fondo las risas y las voces de otras pequeñas y de su madre que le daban ánimos.
Ejemplo de perseverancia, sin duda, con final feliz. Y si no, miren su carita.