En un mundo de 7.000 millones de personas es complicado en ocasiones entender la magnitud de todo lo que sucede.
Comprender y descubrir las grandes carencias de un mundo superpoblado no es nada sencillo. La mayoría de esos problemas pasan desapercibidos. Pero si nos imaginamos un mundo pequeño, reducido a 100 personas, ¿cómo sería?
Es el ejercicio que ha realizado la Fundación 100people.org, quien ha imaginado este mundo demográficamente minúsculo para concienciarnos de la terrible realidad.
La mitad de ese mundo de un centenar de personas sería hombre, la otra mitad mujeres. El primer idioma sería el chino, dado que del centenar de ciudadanos, 12 lo hablarían. Sólo cinco tendrían como lengua el español y otros cinco el inglés. Las religiones mayoritarias serían el cristianismo (33) y el islam (22). Pero la intención no es mostrar las diferencias por nacionalidades, creencias, idiomas o sexo.
En este mundo utópico, las desigualdades se harían mucho más evidentes. Por ejemplo: el 15% de esas 100 personas estarían desnutridas. Casi la mitad de los ciudadanos de ese mundo vivirían con menos de 2 dólares al día y uno de cada dos niños estaría en situación de pobreza.
Otro terrorífico dato sobre las medidas de salubridad: únicamente 35 habitantes tendrían váter. Unas 13 no dispondrían de agua potable para beber y sólo 7 tendrían educación universitaria.
Además, el planeta imaginario también estaría partido en dos en cuanto a desarrollo energético y tecnológico. Unas 78 personas tendrían electricidad y 22, no. Otras 75 serían propietarios de un teléfono móvil y 22 poseerían un computador.
¿Te gustaría vivir en un mundo así? Pues, lamentablemente, ya lo haces, aunque en un mundo superpoblado, donde todas estas desigualdades se hacen menos evidentes.
Este mundo imaginario y el real se parecen demasiado. Así nos lo muestra la fundación 100people.org, quien quiere transmitir este mensaje a profesores y alumnos de las escuelas de todo el mundo.
Por ello se han imaginado un pequeño escenario, casi como un Arca de Noé, pero con las mismas desigualdades del que lamentablemente tenemos en la realidad.