Su imagen no deja indiferente a nadie. Desde los años 80, hablar de Karl Lagerfeld es referirse a uno de los nombres más poderosos del mundo de la moda mundial. Con su imagen, sus colecciones, sus presentaciones y sus palabras consigue estar en primera plana año tras año, inmune al qué dirán.
Pues bien, el excéntrico diseñador alemán vuelve a ser noticia este jueves. Por un asunto realmente intrascendente, si se quiere, pero que en el fondo revela el mundo de frivolidad y de aislamiento en que viven muchos de los maestros de la aguja, al parecer ajenos a todos los sufrimientos y crisis que hay en el mundo.
Así, el protagonista de los titulares es un pequeño gato siamés llamado Choupette, adquirido recientemente por el estiloso maestro germano. En su momento fue interpretado como un síntoma de que, bajo esa coraza de acero insensible que proyecta, había un corazón latiendo, según señala el diario británico Telegraph.
Sin embargo, después de una entrevista con la web de moda WWD, ha quedado claro que el felino ha llegado a la vida de la estrella de Chanel para habitar en su misma torre de marfil. Olvídese, pues, de comida enlatada y ovillos de lana para perseguir.
El exclusivo gato -que le regaló su musa y modelo Baptiste Giabiconi- es casi una persona más: "Almuerza y cena conmigo en la mes, con su propia comida. No toca la mía. No le gusta comer en el suelo. Duerme sobre una almohada y hasta sabe cómo usar un iPad. Tiene dos ayudantes personales, para la noche y el día. Está mucho más que consentida", afirmó.
Lagerfeld incluso llega más allá y exige a las secretarias que le informen por escrito de todo lo que hace Choupette cuando él no está: su humor, sus movimientos y su apetito. "En nueve meses tenemos cerca de 600 páginas... Sería divertido hacer un pequeño libro con el diario de Choupette".
Póngale usted los adjetivos. En las redes sociales no está pasando desapercibida esta historia.
Fotos: @Karl_Lagerfeld