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Ojo con el calor: deshidratación influiría en la falta de atención y en la memoria visual

No beber suficiente líquido, en especial durante los meses de verano, puede llevarnos a una deshidratación que no sólo afecta la salud general y el ánimo, sino que también provocaría un aumento de errores en la vigilancia visual y una respuesta tardía en la memoria a corto plazo.

Camilo Bravo

Miércoles 28 de enero de 2015

El estudio "Una deshidratación leve afecta al rendimiento cognitivo y al estado de ánimo del hombre", publicado recientemente en la revista científica 'British Journal of Nutrition', concluye que una baja ingesta de líquido conlleva la disminución de aspectos específicos del rendimiento cognitivo, provocando un aumento de errores en la vigilancia visual y una respuesta tardía en la memoria a corto plazo.

La investigación se desarrolló sobre una muestra de 26 hombres de 20 años, quienes fueron sometidos a diferentes pruebas deportivas en condiciones de deshidratación, con el objetivo de comprobar la respuesta de su cerebro ante una ausencia moderada de líquidos en su organismo.

El trabajo, realizado por científicos del Laboratorio de Rendimiento Humano de la Universidad de Connecticut y del Instituto para el Ejercicio y Medicina Ambiental de Dallas, Texas (EE.UU.), concluyó que una leve deshidratación sin hipertermia (aumento de la temperatura corporal por sobre lo normal) provocó que aumentara el número de errores durante las pruebas y que disminuyera la atención visual. Igualmente, se registró un incremento evidente en los indicadores de fatiga, tensión y ansiedad.

 

Si bien los datos de diversas investigaciones muestran que los efectos de la deshidratación leve o más intensa en el rendimiento cognitivo, estado de ánimo y otras manifestaciones son limitados, este estudio demostró que algunos de estos efectos sí están presentes en reposo y durante el ejercicio (en un nivel promedio de deshidratación de 1,59%).

De esta forma, se comprobaron los efectos negativos sobre el rendimiento cognitivo en reposo y en áreas de vigilancia, falsas alarmas, memoria visual, y tiempo de reacción. 

En esa misma línea, los estados de ánimo también se vieron afectados negativamente¨. la fatiga/apatía aumentó significativamente tanto en reposo como durante el ejercicio y la tensión/ansiedad registró una elevación  en reposo, resultados que coinciden con los efectos adversos observados en el rendimiento cognitivo.

La nutricionista de Clínica Las Condes, Giselle Muñoz explica que es importante que las personas beban líquido de manera fraccionada y de diversas fuentes durante todo el día, en lugar de esperar a sentir sed, puesto que cuando esto ocurre ya existe una leve deshidratación.

“Un adulto debiera beber entre 2 y 2.5 litros de líquido al día, además del que aportan los alimentos. Muchos dolores de cabeza y fatigas provienen simplemente de la falta de agua en el organismo, por lo es necesario incorporar el hábito de la hidratación en nuestras vidas”

En ese sentido, la nutricionista asegura que este estudio pone nuevamente en evidencia los daños que produce la deshidratación, incluso la leve, en el organismo. “Es importante también que consideremos que, además del agua, todos los líquidos suman: el té de la mañana, el café después de almuerzo, bebidas -preferentemente sin azúcar- y la sopa, por ejemplo”, finaliza.

El estudio fue diseñado para comprobar los efectos de una ausencia moderada de líquidos (entre un 1% y un 2% de deshidratación resultante del ejercicio) sobre el desarrollo cognitivo.  En este sentido, los investigadores concluyeron que "a pesar de que no se conocen los mecanismos cerebrales responsables del deterioro del rendimiento cognitivo y del estado de ánimo como resultado de una deshidratación leve, los cambios en el equilibrio electrolítico pueden afectar directamente a regiones cerebrales de orden superior".