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¡Ojo! Expertos aseguran que a los 30 años las personas comienzan a producir el "olor a anciano"

Según los expertos, el particular aroma es muy difícil de eliminar y no tendría nada que ver con el sudor o falta de limpieza.

24Horas.cl Tvn

© Agencia Uno

Domingo 23 de septiembre de 2018

Es un olor fácil de reconocer: ese aroma a grasa rancia que queda en los almohadones o en el respaldo de la silla de la abuela. Quizás has pensado que podría ser a causa de sudor, fluidos corporales o falta de aseo, pero la realidad es que esta peculiar característica es inevitable y comienza a manifestarse a los 30 años.

"El mal olor es real", afirma el químico José María Antón, investigador en biotecnología para el Ministerio de Ciencias, Innovación y Universidades de España. Durante años, científicos han estudiado la razón de este hedor conocido como el "olor a anciano" y han llegado a una conclusión: lo causa el 2-nonelal. "Es una molécula que se genera en la piel al oxidarse de forma natural los ácidos grasos de la barrera lipídica", sostiene Antón.

Si bien, es un proceso corporal que sucede durante toda nuestra vida, el problema surge a partir de los 30. La moléculas malolientes se multiplican en legiones, liberándose de manera exponencial. "El resultado es que va en aumento esa peroxidación, se genera más 2-nonenal y el cuerpo huele cada vez peor. Es ese olor desagradable que se nota en los asilos, por muy limpios que estén".

¿No se va con una ducha?

La respuesta es no. "Los lípidos no son solubles en agua. De ahí que el mal olor relacionado con los ácidos grasos sea tan complicado de eliminar", advierte el especialista. Manteniendo una gran diferencia con el sudor, que es un caldo acuoso de sustancias y bacterias con ganas de descomponerlas. Un poco de agua y jabón los eliminan sin problemas.

¿Por qué no sentimos nuestro propio hedor?

La respuesta es simple, aunque desalentadora. A medida que avanza nuestra edad ,no solo liberamos este hedor en mayor cantidad, sino que también vamos perdiendo nuestra capacidad olfativa. "En concreto, a partir de los 70 la pérdida es tan notable que casi somos tan inmunes al mal olor como los niños menores de 8 años", concluye el investigador.