En los últimos cinco años, en Inglaterra, se ha generado un fenómeno particular: un notable incremento en el número de especialistas que aseguran ser capaces de entrenar a los bebés para que duerman toda la noche sin despertarse o demandar alimento. ¿Qué pasa en nuestro país?
“Es muy difícil para los niños vivir en una sociedad de puros adultos. El empatizar con sus sentimientos y enseñarles a manejarlos de una manera tranquila y segura es un tema para los padres”, reflexiona Javiera Cataldo, académica de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello.
Según explica la especialista, “el recién nacido duerme alrededor de dieciséis a veinte horas al día, lo que va disminuyendo a medida que pasan los meses. Entre los 6 y 7 meses de edad los bebés duermen 4 horas en el día y 11 horas, en promedio, en la noche. Es importante, en este contexto, entender que el sueño en los niños es un proceso fisiológico que va cambiando según la edad y la etapa que estén viviendo”.
Antiguamente los padres planificaban verdaderos rituales para hacer dormir a los niños. “Uno de ellos y, tal vez el más tétrico, según mi punto de vista, es dejar llorando a los bebés por un largo periodo de tiempo durante la noche con la idea de que se acostumbrarían y así se quedarían dormidos nuevamente. Rituales que además de ser dolorosos para el bebé, también los son para los padres sumados a que en nuestra sociedad todos tienen la razón y existe un sinfín de mitos transmitidos de generación en generación”, subraya la académica de la UNAB.
¿Entrenamiento?
La enfermera destaca que “todos estos entrenamientos nocturnos llevan a un desgaste personal, emocional, de pareja y, por sobre todo, en la relación padres e hijos, en donde se pierde el enfoque de la relación basada en transmitir seguridad y tranquilidad”.
Es por esta razón, la experta dice que existen múltiples consejos para poder hacer de este periodo algo normal basado en la crianza respetuosa, entre ellos, “dejar 20 o 30 minutos del tiempo para poder dedicarlos al hijo y hacerlo dormir, un tiempo tan pequeño de dedicación exclusiva, con la mente y cuerpo conectados en realizar esta acción, tan importante para el desarrollo de ellos”.
También sugiere “intentar hacer dormir al niño a la misma hora todos los días, mecerlos con suavidad, bajar los estímulos ruidosos y la luz, bañarlo antes de dormir”.
Según Javiera Cataldo, "el trato respetuoso en esta etapa entrega flexibilidad para apaciguar a los niños y ayuda a crear un clima de tranquilad para poder recuperar el control de la situación. Los adultos somos modelos a seguir para los niños por lo tanto debemos encontrar la forma más apropiada para comunicarnos y responder a sus llamados”, concluye.
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