La proporción de 7 a 1 se ha extendido como un gran mito, pero contextualizar la vida de un perro a escala humana resulta mucho más complejo que una simple regla matemática.
“Creo que fue una acción de publicidad. Fue una forma de convencer a los dueños para que llevaran a sus perros al veterinario al menos una vez por año”, afirmó el veterinario William Fortney.
Pero los investigadores comenzaron a cuestionarse la viabilidad de tal regla. En los estudios del francés A. Lebeau, se descubrió que los perros envejecen de 15 a 20 veces más en su primer año de vida que los humanos.
Después de este lapso el envejecimiento va más lento, incluso generando una relación en donde cada año canino se corresponde con cinco años humanos. Para el autor, esto ofrece una proporción aún más exacta: un perro de un año es igual a un humano de 15, un perro de 2 años es igual a un humano de 24; y después de esto cada año vivido por un perro equivale a 4 años de un humano.
Incluso así, otros estudios proponen una lógica diferente para el cálculo. Para los especialistas, el tamaño, el peso y la raza son datos esenciales para cuantificar la edad de los perros. Según el experto en envejecimiento animal David J. Waters, “8 años de una raza no son equivalentes a 8 años en otra”.
Los perros pueden clasificarse en cuatro tamaños: pequeños, medianos, grandes y gigantes. Según institutos de investigación, el tamaño es un factor determinante en la diferenciación de la edad. Los biólogos creen que los cachorros gigantes envejecen más rápidamente que los pequeños.
En general, los perros comienzan a sufrir de problemas geriátricos en un tiempo determinado. En años humanos: 11 para razas pequeñas, 10 para las medias, 8 para las grandes y 7 en el caso de las gigantes.
Además de esto, los estudios descubrieron que razas como la San Bernardo pueden envejecer 26 años humanos en apenas un año de vida; mientras que un poodle apenas envejece 10. Contra la lógica del tamaño, los beagles acostumbran a envejecer más rápidamente que los animales de su tamaño. Pero los científicos aún no encuentran una justificación plausible para el fenómeno.
