El dólar en Chile cerró la sesión de este 30 de diciembre cerca de $902,8, registrando una caída de $12,7 (-1,39%) e incluso llegando a transarse momentáneamente en torno a los $900. El movimiento refleja una marcada presión bajista local, en un contexto donde el cobre volvió a liderar el flujo hacia monedas vinculadas a materias primas y se observó una mayor demanda por pesos durante la jornada.
El principal catalizador fue el fuerte avance del cobre: el metal subió 2,76% hasta US$5,76 la libra, quedando cerca del récord de US$5,8 testeado el 26 de diciembre, y apuntando a cerrar el año con una ganancia de alrededor de 45%.
Los precios se han visto impulsados por un escenario de oferta más ajustada: la paralización de operaciones en Grasberg (Freeport-McMoRan) en Indonesia —mina responsable de cerca del 3% de la oferta global— tras un accidente fatal, elevó la percepción de riesgo, al tiempo que persisten focos de tensión en Chile y Perú por protestas laborales. A esto se suman amenazas arancelarias del presidente Donald Trump sobre el cobre, lo que ha acelerado el traslado de inventarios hacia bodegas estadounidenses desde Londres y Shanghái. La demanda estructural también se mantiene firme por electrificación, redes eléctricas y gasto en infraestructura de data centers e IA.
En el plano externo, el Dollar Index subió 0,27% hasta 97,8, recortando parte de la debilidad previa, a medida que el mercado se posicionó antes de la publicación de las minutas de la Fed, en una semana de baja liquidez por feriados. Aun así, el dólar sigue encaminado a su peor desempeño anual desde 2017, con retrocesos cercanos al 10%, mientras persiste la incertidumbre sobre el próximo rumbo de la política monetaria.
Pese al repunte del dólar global, la magnitud del rally del cobre y los flujos locales terminaron imponiéndose, llevando al tipo de cambio chileno a su mayor caída diaria reciente y consolidándolo por debajo de $910.
