Click acá para ir directamente al contenido

Brecha de género en la PSU: Posibles razones y medidas para cambiar el escenario

Los hombres obtuvieron mejores puntajes promedio que las mujeres en todas las pruebas. ¿Por qué se produce este fenómeno y cómo se podría superar?, los expertos apuntan a variables como la relación profesores - estudiantes.

Francesca Cassinelli

Miércoles 31 de diciembre de 1969

De las 295.532 personas que rindieron la Prueba de Selección Universitaria 2017, el 53,2% fueron mujeres.

Este 26 de diciembre los resultados fueron liberados y -repitiendo la tendencia de años anteriores- las estudiantes obtuvieron promedios de puntaje más bajos que los hombres.

En promedio, los alumnos obtuvieron un punto más que sus compañeras en la prueba de Lenguaje y Comunicación, 16 puntos más en la prueba de Matemática, 15 puntos más en la prueba de Historia y 15 puntos más en la de Ciencias.

En materia de puntajes nacionales la diferencia es aún mayor. La prueba de Lenguaje y Comunicación fue la única en que las mujeres obtuvieron un porcentaje mayor al de los hombres: el 56%.

Mientras, en la prueba de Matemática el 84% de los puntajes nacionales fue de hombres, en la de Ciencias el 90% fue de hombres. El resultado más dispar se evidenció en la prueba de Historia, en que el 93% de los puntajes nacionales fue de hombres y solo el 7% fue de mujeres.

¿Qué explica esta diferencia?

La jefa de la Unidad de Desarrollo de Análisis del Demre, Alejandra Osses, puntualiza un aspecto clave de la prueba: "Un instrumento nunca va a poder eliminar la brecha que existe en la realidad, porque no estaría reflejando la realidad".

"Una explicación es que la PSU es una prueba altamente competitiva y eso tiene un efecto desfavorable para las mujeres", apunta la académica del Centro de Investigación en Educación y Aprendizaje de la Universidad de los Andes, Marianela Navarro.

La especialista indica que existe un concepto llamado "amenaza de estereotipo" y que consiste en la creencia y auto confirmación de la carga negativa que tiene ser mujer.

"Las chicas parten con una desventaja cuando se enfrentan a una prueba competitiva por este tema de una profecía autocumplida: que no son tan competentes como los hombres", describe Navarro, añadiendo que esto frecuentemente se da por ideas arraigadas en la sociedad y el sistema educativo.

Algo que sustenta dicha teoría es que a pesar de que las mujeres suelen tener menores puntajes en pruebas como la PSU -que tiene una incidencia directa sobre su futuro- cuando se enfrentan a mediciones como el SIMCE o la prueba PISA que afectan a las instituciones, tienen mejores desempeños. Entonces podríamos pensar en un relajo mayor al rendir los exámenes. 

Una idea común que Marianela Navarro descarta de plano es la existencia de diferencias biológicas que hagan que los hombres y mujeres tengan distintos rendimientos, mencionando que incluso hay países en que las mujeres tienen un mejor desempeño en ciencias y matemáticas.

Es el caso de Finlandia, Bulgaria, Suecia y Lituania en la prueba PISA de 2015.

Desde el Demre, Alejandra Osses explica que para evitar que la PSU tenga sesgos de género y pueda reflejar de manera fehaciente la realidad se llevan a cabo diversos procedimientos, los que van desde la revisión de las preguntas por terceros hasta la adecuación de sus temáticas.

 

"Tratamos de cautelar que ninguna pregunta tenga algún elemento que genere un sesgo de género. Por ejemplo, muchas preguntas con estímulos relacionados a los autos, que son mucho más familiares para los hombres que para las mujeres", señala.

Otro factor que podría incidir en los resultados es la forma en que se estimula a las personas desde la niñez en torno a ciertos estereotipos de conducta. La investigadora de la Universidad de los Andes ejemplifica con los padres que instan a sus hijas a jugar con muñecas en lugar de optar por otras entretenciones.

En la misma línea, menciona la relación entre los profesores y sus alumnos. "Esas relaciones no son iguales, en términos de cantidad se dirigen más hacia los hombres y en términos de calidad también", plantea.

El escenario inverso en NEM y ránking de notas

A pesar de que los hombres tienen mejores resultados en los puntajes PSU, el panorama es al revés cuando se analizan las Notas de Enseñanza Media (NEM) de los alumnos.

El promedio NEM de los hombres es de 529 puntos, mientras que el de las mujeres es de 559. Se trata de 30 puntos de diferencia entre hombres y mujeres, diferencia aún mayor cuando se revisan los puntajes por ránking: los hombres promedian 547 y las mujeres 583.

"El NEM y el ránking tienen una situación que es distinta de la PSU y es que ambos puntajes básicamente reflejan una trayectoria. Es un trabajo más de largo plazo, aunque es competitivo no es una situación de estrés", Alejandra Osses.

 

Marianela agrega el hecho de que en el NEM influyan distintas asignaturas en lugar de una gran prueba que determine el puntaje final, lo que también resta presión a la prueba.

Participación de las mujeres en áreas dominadas por hombres

Para la directora de la Escuela de Ingeniería en Computación e Informática de la Universidad Mayor, Alejandro Acuña, es clave incentivar a las niñas desde pequeñas en las matemáticas, robótica, ciencias exactas y programación.

 

"Nunca se incentiva a la mujer en el área de la matemática y las ciencias exactas, más bien están abocadas a carreras más humanistas, con apoyo por las personas, mayor sensibilidad", describe Alejandra.

"Las mujeres efectivamente son más ejecutivas, tienen una visión más amplia de la parte humana y por eso pueden aportar más allá de lo que es la propia carrera", aporta Acuña.

¿Cómo avanzar en la disminución de estas brechas?

Desde la perspectiva de las estudiantes, Alejandra Acuña explica que muchas veces se piensa que carreras como la computación o las ciencias implican trabajar constantemente con máquinas. "En estas carreras no solo se requiere trabajar con máquinas, en solitario, sino que un trabajo colaborativo, metódico", describe.

"Las mujeres poseen un poco esa parte más sensible de mirar lo que está pasando alrededor y aportar con ideas innovadoras a resolver problemas en el mundo", relata Alejandra, haciendo énfasis en que "la ingeniería es eso: resolver problemas".

Para Marianela Navarro es importante avanzar como sociedad. "Para mí lo que es clave es la formación de profesores, tanto en la formación inicial como continua. Que el tema de género sea un eje transversal que recorra la formación de profesores", indica.

Navarro también añade la  necesidad de encontrar la razón de las creencias en torno al género: "todos las tenemos y para revertirlas primero hay que reconocerlas, que estas existen, cuáles son".