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Científicos de Cambridge creen que el coronavirus no nació en Wuhan y que el primer caso fue en septiembre

Los investigadores de la prestigiosa universidad inglesa incluso postulan, de acuerdo a un ensayo, que el virus "permaneció dentro de un murciélago u otro animal -o incluso humanos- durante varios meses sin infectar a otras personas".

24Horas.cl Tvn

Miércoles 31 de diciembre de 1969

Un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge reveló una nueva hipótesis respecto al origen de la cepa Sars-CoV-2, conocida mundialmente como COVID-19, señalando que nació en septiembre pasado y que no fue en la ciudad de Wuhan (China), sino que dos mil kilómetros al sur de esta zona en la provincia de Yunnan.

Según los analistas ingleses, la explicación es que el virus mutó desde su génesis hasta ahora y permaneció animales o humano durante varios meses sin infectar.

El genetista de dicha universidad de Inglaterra, Peter Forster, emitió un informe donde sostuvo que "el virus puede haber mutado en su forma final ‘eficiente humanamente’ hace meses, pero permaneció dentro de un murciélago u otro animal -o incluso humanos- durante varios meses sin infectar a otras personas".

 

Esta información es parte del ensayo presentado por la revista de Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias y reproducido por South China Morning Post, donde incluso detallan que el virus “comenzó a infectar y a esparcirse entre humanos entre el 13 de septiembre y el 7 de diciembre”.

Junto con rastrear al "paciente cero", los investigadores intentaron reconstruir el primer brote, aunque las muestras iniciales de un informe anterior limitaron su capacidad de lograrlo. No obstante, en su nuevo ensayo sumaron mil secuencias completas del genoma de las cepas que recolectaron científicos de todo el mundo.

Gracias a este procedimiento, descubrieron que el Sars-CoV-2 tiene un 96% de coincidencia genética idéntica con un virus proveniente de murciélagos aislados por científicos chinos en la provincia sureña de Yunnan, en 2013, casi dos mil kilómetros de Wuhan.

De hecho, dejan entrever que el virus pudo estar esparciéndose durante años sin causar ningún daño, hasta su transformación actual.