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Nuevo avance sobre anticuerpos: ¿Las llamas podrían ser la clave contra el COVID-19?

Un académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral, explicó en 24 Horas Central el nuevo estudio nacional en el que se indica que los anticuerpos de los camélidos sudamericanos podrían ayudar a combatir la enfermedad, ya que podrían ser aplicados "cómo diagnóstico o para terapia" indicó el especialista.

24Horas.cl Tvn

Miércoles 31 de diciembre de 1969

Este jueves, el académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral, Alejandro Rojas, explicó un nuevo avance en la medicina nacional que puede ayudar para combatir el avance del coronavirus.

Rojas participó en un estudio que reveló la importancia de las llamas, alpacas y otros camélidos sudamericanos para combatir enfermedades, gracias a sus anticuerpos.

"La naturaleza nos ha dado un regalo que es que los anticuerpos de las llamas y los camélidos son más simples que los anticuerpos de otros mamíferos. Esto hace que nosotros podamos extraer la información genética, con una gota de sangre muy pequeña de un animal, para posteriormente aislar ese gen y producirlo de forma infinita en bioreactores", explicó el académico.

En ese sentido explicó que al obtener este anticuerpo y replicarlo, se puede adherir al virus evitando el avance de este en el organismo afectado, cómo si fuera un chicle. Siguiendo con este ejemplo Rojas señaló que "tenemos el mejor chicle del mundo, por así decirlo".

 

De igual forma explicó que el objetivo principal que se busca con este trabajo es lograr desarrollar un inhalador que proteja las paredes de las vías respiratorias.

"Nosotros no queremos que la gente llegue a necesitar un ventilador mecánico , queremos que cuando alguien entra en contacto con la enfermedad o alguien está recientemente infectado, poder proveer el anticuerpo", expresó el especialista.

 

Asimismo explicó que el proceso que desarrollan con los animales no es para nada invasivo. "Para poder hacerlo, nosotros vacunamos a la alpaca. Esto fue a mediados de febrero. Posteriormente, cómo cuando uno vacuna a un niño en un consultorio, le sacamos una muestra de sangre muy pequeñita y la alpaca se va dos años a descansar. No la volvemos a tocar", indicó Rojas.