Los goles son amores, aunque si los marcas en propia puerta se transforman en pesadilla.
Eso fue lo que le ocurrió a Dani Alves, quien no sólo convirtió un gol en propia puerta, sino que fue un golazo.
Se enfrentaba Brasil y Suiza en duelo amistoso cuando Haris Seferovic desniveló por el carril derecho y lanzó un centro al área que terminó con la perfecta definición de cabeza del lateral del Fútbol Club Barcelona.
Brasil cayó por la cuenta mínima, en un duelo en que jugó a media máquina, considerando que hace menos de dos meses ganaron la final de la Copa Confederaciones.