Lo que ocurrió en la primera división del fútbol de Colombia pocas veces se vive en el profesionalismo. Se enfrentaba Boyacá Chicó ante Independiente de Santa Fe cuando el utilero se robó todas las miradas.
Y es que responsable de llevar las camisetas no cargó el segundo uniforme del plantel a Tunja, lugar donde se desarrolló el encuentro. El juez del compromiso le comunicó a los protagonistas que el partido no lo podían jugar con su tradicional vestuario, situación que generó un mayúsculo problema.
Los directivos de los visitantes hablaron con los rivales para llegar a un acuerdo en los trajes pero la conversación no llegó a buen puerto. La solución en el primer tiempo fue utilizar camisetas grises de entrenamiento, que fueron complementadas con una huincha adhesiva para identificar el número de cada jugador.
César Pastrana, presidente del Club, al ver lo sucedido, decidió ir a un mercado pirata para comprar la polera alternativa. Para su fortuna logró comprar el uniforme, pero algunas no tenían los logotipos estampados, ni el número. La solución fue comprar un plumón rojo para poder —a mano— dibujar los números.
La situación pasó a ser una anécdota una vez finalizado el encuentro, ya que el club visitante logró vencer por 2-0.