El título de España en el Mundial femenino de Australia-Nueva Zelanda estuvo gravemente empañado por la despreciable actitud de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), quien besó sin consentimiento a la jugadora Jenni Hermoso en medio de las celebraciones.
A partir de este hecho, el Consejo Superior de Deportes (CSD) realizó una denuncia en el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) por los actos cometidos por el dirigente. En ella, se tildaban dos acciones como "muy graves", sin embargo, esto no fue considerado así por el organismo encargado de dictar la resolución.
Finalmente el TAD consideró la polémica de Luis Rubiales como "grave" y no como "muy grave". Si bien abre un expediente en contra del presidente de la RFEF, niega la posibilidad de suspenderlo de su cargo mientras dure la investigación.
De todas formas, cabe recordar que pese a esta decisión, el dirigente mantiene la suspensión dictaminada por FIFA, organismo que le impidió ejercer el cargo por un plazo de 90 días.