Las decisiones de los árbitros siempre son objeto de polémicas en el fútbol mundial y éstos suelen equivocarse más de lo deseable, lo que enfurece a los hinchas.

No obstante, el yerro realizado por el juez que dirigió el pleito entre el Kalamata y el Ahaiki -equipos de la tercera división de Grecia- podría haberle costado mucho más caro que unos simples insultos, si es que hubiese ocurrido en cualquier cancha sudamericana.

Un jugador del Kalamanta, a siete minutos del final, quiso rematar un balón dentro del área rival, pero en lugar de impactar la pelota, lo hizo derechamente al pasto.

Lo inexplicable es que el árbitro cobró penal, en un insólito fallo, considerando que el rival más cercano estaba a casi un metro de distancia del jugador caído.

Los futbolistas del Ahaiki reclamaron airadamente ante la tremenda injusticia que terminó siendo gol para su contrincante, cuadro que, pese a la "imaginaria" pena máxima, cayó por 2-1.