Kobrich, una de las grandes esperanzas de medalla para Chile en la capital británica, decidió concentrarse en los 800 metros libres y dejar de lado la prueba de aguas abiertas para no sufrir un desgaste similar al del 2008.
En Pekín, Kobrich quedó vigésima en las clasificaciones para los 800 metros combinados, un duro golpe psicológico para sus aspiraciones que repercutió en su actuación en aguas abiertas cinco días después, cuando no pudo completar el recorrido.
"Lo psicológico es fundamental. En definitiva, al momento de competir todo es psicológico porque lo físico está todo hecho. Hay que preparar al físico para que pueda responder a las exigencias de la mente", dijo Daniel Garimaldi, entrenador de Kobrich.
"Necesitamos que físicamente esté al 100 por ciento para que toda la exigencia mental que haya sobre el físico sea posible de responder", agregó el argentino.
Kobrich, de 26 años, está en la etapa final de la preparación para los que serán sus terceros Juegos. Su rutina se enfoca en un trabajo físico específico, con seis horas de entrenamiento diario en piscina y una hora de pesas tres veces por semana.
"En lo técnico no se toca nada. Se puede mejorar la parte sicológica, que es donde apostamos mucho, y la parte física, destinada a pulir los detalles del ritmo de la competencia", sostuvo Garimaldi, que destacó que para la nadadora focalizarse mentalmente en las dos pruebas es muy complicado.
Ahora, la chilena espera que su experiencia, que incluye haber sido abanderada de la delegación de su país en Atenas hace ocho años, le ayude para dar el gran salto olímpico.
"Espero haber madurado un poco, en esos Juegos (Pekín) estábamos con aguas abiertas también y eso fue duro, un aprendizaje en el que había que buscar respuestas enseguida. En su momento fue triste y con dolor", dijo Kobrich.
Fuente: 24horas.cl con informacion de Reuter.