Logró lo que ningún jugador en la era Open ha logrado.
Novak Djokovic venció este domingo a Andy Murray y ganó por tercera vez consecutiva el Abierto de Australia, inscribiendo su nombre en la historia del tenis. El serbio se impuso en cuatro sets por parciales de 6-7, 7-6, 6-3 y 6-2.
La esperada final comenzó con un Djokovic errático y poco metido en el partido. De hecho, cometió 25 errores no forzados en la primera parte.
Murray no quiso arriesgar mucho, pero supo aguantar los intentos de recuperación del serbio hasta quedarse con el primer set en un tie break contundente: 7-2.
Cuando peor se veía el actual número 1 del ranking ATP, el escocés comenzó a sentir los efectos de la larga semifinal que disputó con Roger Federer para llegar a la final. Ni el recuerdo de haberle arrebatado el US Open a Djokovic sirvió para motivarlo.
Mientras el serbio mostraba su enojo golpeando su raqueta por un complicado segundo set, Murray no aguantó y pidió atención médica mientras disputaban un nuevo tie break. Allí comenzó la baja del escocés.
El tercer y cuarto parcial fueron más bien un monólogo para el serbio, que mejoró su saque y terminó cansando a su rival con potentes tiros.
Djokovic suma así su sexto Grand Slam y lo celebró con el puño cerrado y un golpe en el pecho.