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Naomi Osaka gana el Abierto de Australia y será la nueva número 1

La japonesa de 21 años se convirtió en la primera jugadora asiática que llega al número uno mundial.

Agencia Reuters

Sábado 26 de enero de 2019

Naomi Osaka superó los nervios, las lágrimas y el valiente desafío de la doble campeona de Wimbledon Petra Kvitova para conquistar el sábado su primer Abierto de Australia por 7-6, 5-7 y 6-4.

Este Gran Slam es el segundo consecutivo que logra la tenista japonesa, tras su triunfo en el Abierto de Estados Unidos en septiembre, al tiempo que se convirtió en la primera jugadora asiática que llega al número uno mundial.

La checa salvó cuatro puntos de partido, mostrando la misma resistencia que necesitó para volver a lo más alto del tenis mundial tras un ataque con cuchillo y una complicada cirugía en 2016, pero sus ganas no fueron suficientes.

Osaka lloró tras perder el segundo set, que llegó a liderar por 5-3, pero volvió a la pista más compuesta tras una pausa para ir al vestuario.

Rompió el servicio de Kvitova en el tercer juego del último set y convirtió su quinto punto de partido para sellar una fantástica final en dos horas y 27 minutos y recibir una gran ovación que contrastó con lo que sucedió el año pasado en Nueva York, cuando conquistó su primer grande.

En aquella ocasión, fue abucheada por los irritados y frustrados seguidores de la favorita local Serena Williams en una polémica final del Abierto de Estados Unidos, pero el sábado fue coronada de manera apropiada frente a un entusiasmado público en el Rod Laver Arena.

"Hola, lo siento, hablar en público no es lo mío realmente, así que espero poder superar esto", dijo Osaka tras recibir la Daphne Akhurst Memorial Cup de manos de otra campeona, Li Na, y un cheque como ganadora por 4,1 millones de dólares australianos (2,95 millones de dólares).

"Muchas felicitaciones para Petra, siempre quise jugar contra ti y has pasado por mucho. Eres realmente increíble y es un gran honor haberme enfrentado a ti en la final de un Grand Slam", afirmó.

La japonesa de 21 años se convirtió en la número uno mundial más joven desde la danesa Caroline Wozniacki, que tenía 20 cuando llegó a lo más alto del ránking en 2010.

En lo relativo a Kvitova, el mero hecho de jugar una final de Grand Slam fue un triunfo, ya que no pudo jugar mientras se recuperaba del ataque con cuchillo que sufrió en su casa, que le causó heridas en la mano con la que maneja la raqueta.

"Es una locura, no puedo creer que acabo de jugar una final de Grand Slam de nuevo. Había pasado un tiempo desde mi última final", dijo una emocionada Kvitova. "Gracias sobre todo a ustedes (el equipo) por seguir conmigo incluso aunque no sabíamos si podría volver a sostener esta raqueta otra vez".