Paisajes paradisíacos, tranquilidad y una rica diversidad de flora y fauna existen en la mayor reserva de agua del mundo, la Patagonia. Un verdadero privilegio para quienes buscan escapar del ruido y stress de la ciudad y transportarse a un lugar como quedan pocos en el mundo. Es así como cada año, y sobre todo en época de vacaciones, aumenta el interés por comprar terrenos en esa zona del país, como una segunda o tercera vivienda para disfrutar de la naturaleza. Este interés ha demostrado un incremento progresivo en los últimos años de acuerdo a información de la Dirección de Obras Municipales de Coyhaique.
La creciente fascinación por la Patagonia ha generado también un aumento de los precios de los terrenos, los cuales sin embargo siguen siendo mucho más atractivos que los de las IX y X regiones. Propiedades que en 2015, por ejemplo, podían costar $600.000 por hectárea, actualmente ya alcanzan un valor promedio de $1.500.000, $2.000.000 por hectárea, dependiendo de la conectividad y la cercanía de éste a ríos y lagos.
Los cotizados sectores a los pies del Cerro Castillo o a orillas del Lago General Carrera, son algunos de los que más han aumentado su plusvalía. En esa zona, ubicada a 60 kilómetros del aeropuerto de Balmaceda, el valor de cada hectárea puede costar entre $1,6 millones y $2,1 millones. El panorama es diferente cuando se trata de superficies menores, ya que el precio se eleva de manera importante. Media hectárea (la subdivisión predial mínima), terreno más que suficiente para construir una casa de veraneo, puede costar hasta 35 millones de pesos en los sectores que generan mayor interés, como Cerro Castillo.
El incremento de los precios, sin embargo, no ha sido impedimento para la fuerte expansión del mercado inmobiliario en la región; así lo reflejan los permisos de edificación en Coyhaique, que durante el 2017 aumentaron un 106% respecto al año anterior.Este mercado sin duda seguirá aumentando, luego de la reciente creación del Parque Nacional Patagonia, donde, en sus más de 304.000 hectáreas, confluyen una favorecida gama de ecosistema. En esa misma línea, y con el afán de proteger la biodiversidad de la región, la empresa Aescala Patagonia del arquitecto Mario Anfruns, se dedica a la intermediación de propiedades, desarrollo inmobiliario y diseño arquitectónico.