El índice subyacente de precios al consumidor de Japón se mantuvo sin cambios en enero frente al mismo mes del año previo, lo que sugiere que la persistente baja de los costos de la energía mantendrá a la inflación bajo la meta de un 2 por ciento del banco central.
Si bien la caída de los precios de los combustibles podría ser un impulso para las utilidades corporativas, su bajo nivel deprime a la inflación, lo que a su vez desalienta a las compañías a la hora de subir los salarios o los precios de sus bienes.
Los datos subrayan los desafíos que enfrenta el Banco de Japón (BOJ, por sus siglas en inglés), incluso después de su sorprendente decisión de adoptar tasas de interés negativas, para generar un ciclo positivo en el que las mayores utilidades corporativas impulse a los sueldos y al consumo.
El nulo crecimiento del índice subyacente de precios al consumidor (IPC), que incluye a los productos del petróleo, pero excluye a los alimentos frescos, igualó la estimación promedio del mercado, mostraron el viernes datos del Ministerio de Asuntos Internos.
El índice subyacente de precios al consumidor en Tokio, que es un importante indicador de la tendencia de precios en todo el país, cayó un 0,1 por ciento en el año a febrero, mostraron los datos.
El BOJ adoptó el mes pasado tasas de interés negativas para complementar su enorme programa de compra de activos, una medida que busca evitar que la volatilidad en los mercados financieros y un alza del yen afecten a la confianza de las empresas y aplacen el fin de la deflación.
El banco central ahora espera que la inflación alcance un dos por ciento cerca de la primera mitad del año fiscal 2017, una proyección que muchos analistas dicen es demasiado optimista debido a que el débil gasto de los consumidores y el desplome de la cotización del petróleo siguen lastrando el avance de los precios.
Fuente y foto: Reuters