El ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha llegado este lunes a Siria en su calidad de mediador internacional para intentar poner fin a meses de matanzas en el país árabe.
A su llegada a Damasco, el diplomático ghanés aseguró que espera mantener "una conversación seria y franca" con el dictador sirio, Bashar al Asad. Al mismo tiempo, aseguró sentirse "horrorizado" por la última matanza en la ciudad de Houla., donde fueron asesinadas 108 personas, entre ellas muchos niños. Además, declaró que "Siria debe demostrar que quiere la paz".
La visita de Annan coincide con el anuncio de una nueva matanza, esta vez en la ciudad rebelde de Hama, donde un bombardeo habría matado al menos a 41 personas, incluyendo ocho niños, según indicaron activistas opositores. La noticia no pudo ser verificada de forma independiente.
La matanza de Houla ha despertado la indignación internacional, con una condena del Consejo de Seguridad de la ONU. Hasta los países más reacios a condenar al régimen sirio, como China y Rusia, incluso han elevado el tono de su retórica, exigiendo a Damasco el fin de las hostilidades. Imágenes de Houla de cuerpos ensangrentados de niños desataron indignación en todo el mundo y subrayaron el fracaso de un plan de cese del fuego de seis semanas, precisamente presentado por Annan, y destinado a detener la violencia.
En el último caso de Hama, fuentes de la oposición aseguraron que tanques y vehículos blindados abrieron fuego sobre varios barrios el domingo, tras una serie de ataques por parte de los rebeldes del Ejército de Siria Libre contra puestos de control en carreteras y otras posiciones de las tropas leales a Asad. El Consejo de Liderazgo de la Revolución de Hama dijo en un comunicado que "el bombardeo de los tanques derribó varios edificios. Sus habitantes fueron extraídos de entre los escombros".
La habitual excusa siria de la actuación de "grupos terroristas armados" para explicar los baños de sangre han recibido un mínimo apoyo internacional.
Con información de Reuters