El mandatario venezolano, Hugo Chávez, realizó el miércoles el primer cambio en su gabinete desde que ganó la reelección el fin de semana al designar como vicepresidente al canciller Nicolás Maduro, uno de sus más cercanos colaboradores en los casi 14 años que lleva en el poder.
Maduro, ex chofer de autobús de 49 años, reemplazará en el cargo a Elías Jaua, cuya misión será arrebatar en diciembre el estado Miranda al líder opositor Henrique Capriles, quien buscará un nuevo mandato como gobernador tras perder en las presidenciales del domingo por 11 puntos porcentuales.
El ascenso del canciller es de vital importancia en el organigrama del ejecutivo, donde forma parte de un sector civil más moderado en contraposición a Jaua, quien representa la facción más radical e ideológica del chavismo.
El vicepresidente es el sucesor constitucional de Chávez si el cáncer, del que se declaró curado en julio, reaparece y lo incapacita temporal o absolutamente luego de su toma de posesión en enero, en cuyo caso se deben convocar nuevas elecciones.
Maduro, junto con Jaua; el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello; y el ministro de Petróleo y Minas y presidente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), Rafael Ramírez, fueron considerados los potenciales sucesores de Chávez durante su difícil convalecencia.
"Demos un aplauso de apoyo, de estímulo, al nuevo vicepresidente", dijo Chávez en su proclamación como presidente electo por parte del poder electoral, donde agradeció a Jaua por su labor y por aguantarle, "que no es cosa fácil".
El vicepresidente saliente también dejará vacante el poderoso Ministerio de Agricultura y Tierras.
Maduro, un corpulento ex líder sindical, fue de los primeros civiles en unirse al movimiento bolivariano en los años '90, cuando se acercó al militar retirado mientras estaba en la cárcel por su fallido golpe de Estado en 1992.
Su esposa, la abogada Cilia Flores y actual Procuradora General de la República, también ha sido muy cercana a Chávez.
Maduro se ha desempeñado en diversas posiciones de Gobierno desde el triunfo de Chávez en 1998, primero como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la nueva carta magna, luego como diputado y presidente del legislativo y desde el 2006 como jefe de la cartera de exteriores.
Un radical moderado
Desde que a Chávez le diagnosticaron cáncer en junio del año pasado, analistas y diplomáticos extranjeros apostaron por Maduro como favorito para reemplazarlo dada su buena imagen en los sondeos y su potencial para mantener el delicado equilibrio entre las corrientes del partido socialista.
El canciller fue uno de los más cercanos al presidente durante sus frecuentes viajes a La Habana en el último año y medio, donde sólo se reunió con su familia y un reducido grupo de colaboradores tras pasar tres veces por quirófano por una enfermedad de la que todavía se desconocen los detalles.
El nombramiento de Maduro, que asumirá esta misma semana, se produce en medio de expectativas de un diálogo entre oficialismo y oposición después de los comicios del domingo, cuando Chávez fue reelecto con un contundente 55 por ciento de los votos, ocho puntos menos que en el 2006.
Aunque es visto como más afable, amistoso y cordial que sus tres predecesores en el cargo, analistas advierten que la tónica del Gobierno la fija el propio mandatario, a quien Maduro profesa un apoyo irrestricto y lo ha demostrado llevando su prédica antiimperialista a los foros internacionales.
"Es la nueva dinámica que ya entró en acción, los nuevos motores", dijo Chávez, quien prometió que su reelección le permitirá llevar el socialismo a un punto de no retorno, así como corregir los errores cometidos.
[Agencia Reuters]