Las autoridades en el este de China demolieron la casa de cinco pisos, que estaba colocada en medio de una nueva autopista como un clavo solitario en una tabla de madera.
La "casa clavo" se había convertido en un símbolo de resistencia frente al inevitable paso del progreso y los nuevos desarrollos urbanos. Pero, sobre todo, en un símbolo de resistencia frente a los desalojos injustos que llevan a cabo las autoridades chinas.
Los dos últimos moradores de la casa se resistían a aceptar el precio que les ofrecía el gobierno. La vivienda, de reciente construcción, tenía un costo cercano a los 95.000 dólares. El gobierno les ofreció un tercio de ese dinero.
De momento se desconoce el acuerdo de última hora que han aceptado los habitantes de la edificación para abandonarla, poco antes de que las máquinas acabaran con ella éste sábado.