Durante la Primera Guerra Mundial, Adolf Hitler, con sólo un par de meses de entrenamiento militar, sirvió a su país en la línea de fuego enemiga en Bélgica y Francia.
De su primer acercamiento con el conflicto bélico, sólo obtuvo graves heridas en su cuerpo, por lo que fue trasladado al hospital Beelitz-Heilstätten, en Berlín, donde también fueros atendidos soldados nazis desde la Segunda Guerra Mundial hasta la caía del Muro de Berlín.
Dicho recinto hospitalario fue construido en 1898 como un sanatorio para enfermos de tuberculosis, pero hoy, gran parte de sus instalaciones están abandonadas.
A veces se organizan visitas ya que sus salas de cirugía y psiquiatría lo han convertido en uno de los lugares más aterradores de la tierra, según la revista especializada en turismo, Traveler.
Así luce hoy el hospital:
