Hace unos días, un video comenzó a circular por el mundo: las cámaras del centro televisivo vaticano capturaron un singular evento, en el cual el Papa Francisco colocaba sus manos sobre la cabeza de un desconocido. Entonces, el rumor de que se trataba de un exorcismo comenzó a circular con fuerza.
Ese desconocido se llama Ángel y, en entrevista con Crónica, aseguró tener cuatro demonios en su interior.
Por eso, y para liberarse de éstos, acudió a Roma a pedirle ayuda al mismísimo Papa.
"Santidad, esta persona necesita su bendición. Le han visto 10 exorcistas, le han hecho más de 30 exorcismos y los demonios que lleva dentro no quieren salir", asegura que le dijo al Sumo Pontífice el padre Juan Rivas, sacerdote que acompañó a Ángel.
"Le puso las manos en la cabeza y, en ese momento, se escuchó un alarido terrible", afirma. Sin embargo, "a pesar de ese rugido espantoso, el Papa no se dejó impresionar y siguió adelante con su oración, como si ya antes hubiera afrontado situaciones similares", agrega.
Ángel es mexicano. Tiene 43 años y dos hijos de once y seis y cuándo le preguntan cuándo se apoderó de él el diablo, responde: "Fue en 1999, un día que regresaba en un autobús desde México DF a mi localidad natal, en Michoacán. Sentí que una energía entraba en el autobús. No la vi con los ojos, pero la percibí. Noté que se aproximaba a mí y que se colocaba enfrente mío y, de pronto, noté como una estaca que se me clavaba en el pecho. Luego, poco a poco, la sensación de que se me iban abriendo las costillas".
"Todo lo que comía lo vomitaba. Sentía pinchazos en todo mi cuerpo, como si lo tuviera repleto de agujas. Hasta las sábanas me hacían daño. Empecé a no poder caminar", asegura.
Según él, los médicos eran incapaces de explicar lo que le ocurría.
Siempre fue católico y asistía a misa, pero afirma que no rezaba bastante.
En 2004, asistió a la conferencia de un sacerdote ucraniano. Ese día, tuvo su primer trance y, acto seguido, su primer diagnóstico: estaba poseído.
Al día siguiente de su encuentro con el Papa, el padre Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma hace 26 años y ejecutor de más de 150.000 exorcismos, afirma que fue poseído para "decirle a los obispos que tienen que hacer un acto en reparación por la horrenda ley del aborto aprobada en Ciudad de México en 2007 y que supone un ultraje a la Virgen. Hasta que no lo hagan Ángel no será liberado".