Mató a 77 personas y pasará máximo 21 años en la cárcel. El plan de Anders Behring Breivik funcionó tal como él lo quería y la justicia noruega lo declaró mentalmente apto para enfrentar un recinto penal. La decisión provocó alivio en los familiares de las víctimas de la masacre, que declararon que esto "era lo que mayoría quería".
Una vez dictada la sentencia, que comienza con 10 años de cárcel que pueden ser extendidos hasta 21, familiares de las víctimas y testigos de la masacre expresaron su conformidad con el veredicto y pidieron que el caso contribuyera a evitar nuevas tragedias vinculadas al extremismo.
El sobreviviente Bjoern Ihler señaló que "necesitamos mirar más de cerca el extremismo, necesitamos debatir sobre este tema en todas sus aristas, por eso necesitamos no ver a todos los extremistas como locos, debemos tomarlos en serio".
Tore Sinding Bekedal, otro joven que sobrevivió a los disparos de Breivik en la isla de Utoya, señaló que "no importa si iba a la prisión o a un hospital psiquiátrico. Esto no está motivado por la venganza o algo parecido. Es, básicamente, porque era la decisión correcta y la que estaba esperando".
La periodista noruega Asne Seierstad dijo que los afectados estaban "aliviados. Esto es lo que la mayoría de las familias de las víctimas y los sobrevivientes estaban esperando". La decisión, detalló "significa mucho, porque, probablemente no apelará, así que estará tras las rejas."
"El caso no desaparece para mi", dijo la madre de una de las víctimas, quien señaló que su hija "está en muchas maneras conmigo, pero no puedo poner punto final a este proceso. Curarse de esta herida es un proceso que continúa a diario."
La única opción que tiene Anders Behring Breivik ahora, es apelar la decisión, sin embargo, eso parece improbable, debido a que en variadas ocasiones dijo que no quería ser confinado a un centro psiquiátrico.