Los haitianos acuden a las urnas el domingo en históricas elecciones para escoger presidente y parlamento, los que llevan 10 meses vacíos, en un proceso que se espera ayude a arraigar la democracia en el país más pobre del hemisferio occidental.
Más de cinco millones de votantes registrados escogerán entre 54 candidatos presidenciales, que aparecen en la abarrotada papeleta con una fotografía de su rostro, el logo de su partido y un número para que puedan identificarlos gran parte de la población que es analfabeta.
Si la jornada transcurre con tranquilidad, será la primera vez en la turbulenta historia política de Haití en que se celebrarán tres elecciones democráticas sucesivas sin ser interrumpidas por el fraude o una rebelión armada.
Se espera que el sucesor del presidente, Michel Martelly, el próximo febrero sea Jovenel Moïse, propietario de un negocio de exportación de bananas en el norte del país, o Jude Célestin, un ingeniero mecánico educado en Suiza que dirigió previamente una agencia gubernamental de construcción.
Moïse, de 37 años, representa al gobernante Parti Haitien Tet Kale (Partido Haitiano de las Cabezas Peladas), bautizado así por la célebre calva de Martelly.
En los sondeos aparece empatado con Célestin, de 53, que lidera el Partido LAPEH Party (Liga Alternativa por el Progreso y Emancipación de Haití).
La segunda vuelta de la carrera presidencial entre los dos candidatos más votados está prevista para el 27 de diciembre.
La seguridad fue aumentada después de que la violencia irrumpió en las votaciones en agosto, durante la primera ronda de las elecciones legislativas. Entonces, los 12.000 miembros de la Policía Nacional no pudieron controlar las bandas de activistas políticos rivales que atacaron centros de votación.
Fuente y foto: Reuters.