Egipto vive horas clave para destrabar una nueva etapa en la crisis política e institucional que terminó con el derrocamiento de Mohamad Murci.
Respecto a esto, el analista internacional, Guillermo Holzmann se refirió a la importancia del Ejército en la sociedad egipcia y cómo su rol, muy integrado a la cultura política del país, ayudó a que este "golpe de Estado" haya sido la salida "menos mala".
"No hay una situación de golpe de Estado cercana a la guerra civil. Estamos viendo una hoja de ruta que se cumplió", expresó Holzmann en entrevista con Canal 24 Horas.
A su juicio, la alternativa ofrecida por las Fuerzas Armadas es "una salida a la crisis institucional" aunque "a los demócratas no les gusta esta posibilidad".
"El Ejército no está para gobernar y lo asumen así. Son parte de la cultura política de Egipto. Están mucho más conectados con la nación, eso es lo que ellos defienden", explicó el académico.
ROL DE LAS FUERZAS ARMADAS
Cumplido el ultimátum entregado por las Fuerzas Armadas, éstas tomaron posesión del canal estatal y distintos organismos gubernamentales hasta declarar el derrocamiento de Mohamad Musri de sus funciones.
Sin embargo, los militares cumplirán una labor de supervigilancia, dado que quien asumirá interinamente como jefe de Estado, es el cual presidente del Tribunal Constitucional de Egipto.
"Hay tres condiciones que el Ejército instala en su hoja de ruta: una representatividad política, tecnócratas que manejen la economía y un cuidado con la institucionalidad, para que la estabilidad no se vea afectada. Por eso llaman a que la ciudadanía se mantenga en calma", relata Holzmann.
Consultado respecto a la posibilidad de darse un conflicto armado entre células radicales, el especialista en asuntos internacionales, no lo descarta: "La posibilidad que grupos más radicales usen la violencia para reinvidicar a Mursi, es una probabilidad cierta", estimó.
HERMANOS MUSULMANES
Uno de los actores sociales más importantes en Egipto y en gran parte de Medio Oriente es la Hermandad Musulmana. Una agrupación de índole islamista y conservadora que tiene un gran despliegue territorial, el cual han capitalizado políticamente durante las últimas décadas.
Cuando Mohamad Musri, uno de sus partidarios, llegó al gobierno egipcio "los hermanos musulmanes se comprometieron con un discurso de la unidad nacional, pero rápidamente excluyeron a muchos grupos".
Aún así, los hermanos musulmanes "podrían ser una buena alternativa para solucionar las crisis donde la tradición democrática no existe", caso que en Egipto no se dio, dado que las demandas de sus ciudadanos piden un Estado laico y no confesional, aunque respetando las creencias de las distintas y numerosas agrupaciones religiosas.
