La secuencia es realmente estremecedora.
Un fotógrafo iraní captó el momento en que iba a ser ejecutado un joven de 20 años, Balal, por un asesinato cometido cuando tenía 13 años. El joven estaba condenado a morir en la horca.
La escena muestra al reo, con los ojos vendados, en un patio comunal. La soga ya rodea su cuello. Lleva grilletes en los pies y un grito parece salir congelado de su boca.
A continuación, se muestra la llegada de la madre de la víctima. Esta es la imagen más conmovedora, por el significado de su gesto. La mujer abofetea al reo. Una bofetada con la que cambia su suerte. Le está perdonando, por lo que la muerte se torna en vida. Según las leyes en Irán, con ese gesto la familia le concede el perdón a Balal por su crimen.
La secuencia fue captada por el fotógrafo Arash Khamooshi, de la agencia estudiantil iraní ISNA.
A continuación, la historia sigue con varias imágenes más: la madre hablando al joven, las manos que le retiran la soga del cuello, Balal desmoronándose mientras se lo llevan de nuevo a la celda y, finalmente, las madres del perdonado y del fallecido siete años atrás abrazándose entre lágrimas, según narra el diario británico The Guardian.
Irán es el segundo país con más ejecuciones públicas después de China. La ley permite a las familias de las víctimas participar en la ejecución de los condenados dando el empujón final a la silla donde se sube al ejecutado.
Pero esta familia decidió hacer todo lo contrario y se apiado del joven condenado. Su hijo murió apuñalado tras una pelea. Pero el padre de la víctima reconoció que la solución no pasa por matar a su asesino, que entonces era un adolescente: "Balal no tenía experiencia y no sabía manejar un cuchillo. Fue inocente". El perdón si logra salvar una vida.