La inminencia de un eventual ataque occidental contra Siria ya está generando efectos secundarios en los países vecinos.
Un ejemplo es Israel, donde miles de israelíes guardan largas filas para adquirir máscaras antigás o las ordenan masivamente por teléfono, por temor a que el régimen de Bashar al Asad ataque el país hebreo en represalia.
"Vivimos en una región loca. Lo único que necesita un loco es pulsar un botón y uno nunca sabe, todo puede incendiarse", comentó Victor Bracha, de 72 años, uno de los que buscaba una máscara protectora en un centro comercial de Jerusalén.
Maya Avishai, portavoz del Servicio Postal Israelí, que supervisa la distribución de máscaras antigás en representación del Ejército, dijo que en los dos últimos días se han multiplicado por cuatro los pedidos telefónicos.
"Está llegando el doble de lo normal a los centros públicos para recogerlas. La presión está siendo granda", reconoció Avishai, hasta el punto de que ya se estudia extender el número de centros de reparto para cumplir con la demanda.
En los últimos tiempos, Israel se ha mantenido bastante alejado de los conflictos con sus vecinos árabes, por lo que son muchos los que dudan que Asad vaya a atacarlos.
"No le interesa, podría provocar su caída mucho más rápido", comentó este domingo el ministro de Asuntos Estratégicos, Yuval Steinitz. "Sería una locura provocar a Israel", agregó en declaraciones a la prensa extranjera en Jerusalén.
En el mismo mall, Shlomi Goldstein (32), aseguró que confía en la capacidad de respuesta de su país y que no se buscará protección para su familia: "No creo que Asad se atreva a atacarnos, sabe que podría ser lo último que hiciera".
Israel ha repartido entre sus ciudadanos equipos para enfrentarse a eventuales ataques químicos o biológicos desde la Guerra del Golfo de 1991, cuando una coalición internacional expulsó a las tropas iraquíes de Kuwait.
Durante ese conflicto, Irak lanzó 41 misiles Scud contra territorio judío, mientras su líder, Sadam Husein, amenazó con un ataque químico que nunca se produjo.
Hace tres años, Israel puso en marcha una campaña para renovar esta protección, pero hasta la matanza de civiles sirios de la semana pasada, previsiblemente por un ataque con gas sarín, cerca de 5 millones de los 8 millones de habitantes del país lo han renovado, según comentaron las autoridades.
Israel sigue técnicamente en guerra con Siria, que reclama desde hace años la retirada israelí desde los estratégicos Altos del Golán, capturados en la Guerra de los Seis Días de 1967.
DESPLIEGUE DE DEFENSAS DE MISILES
Una muestra de que la tensión sigue en aumento es que Israel desplegó este miércoles todas sus defensas de misiles, según reveló la Radio del Ejército Israelí.
Si bien no incluyó especificaciones, se sabe que las defensas hebreas incluyen los misiles de alcance corto del programa "Cúpula de Hierro", los Patriot de media distancia y los Arrow II de largo alcance.
En el informe radial, un portavoz militar dijo que "a la luz de los recientes hechos ocurridos en la región, las FDI (Fuerzas de Defensa Israelíes) están adoptando los pasos necesarios para proteger al Estado de Israel".
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, dijo el martes que Israel pretende permanecer ajeno a la crisis de Siria, pero que no dudará en responder con toda su fuerza si es agredido. Este miércoles adoptó un tono más calmo y señaló que "no hay razón para cambiar las rutinas normales, aunque en paralelo nos preparamos para cualquier escenario".
La reunión de seguridad del gabinete también aprobó una movilización a pequeña escala de reservistas militares.
Fuente: Reuters