La policía turca lanzó gases lacrimógenos y usó cañones de agua por segundo día consecutivo el sábado para evitar que cientos de manifestantes llegaran a la plaza Taksim, en el centro de Estambul, lugar de violentas protestas donde cientos de personas resultaron heridas el viernes.
Manifestantes antigubernamentales con pañuelos y mascarillas quirúrgicas gritaban "unidos contra el fascismo" y "gobierno dimisión" mientras trataban de avanzar hacia Taksim. Los manifestantes también se enfrentaron con la policía en el barrio de Besiktas tras cruzar un puente en otro intento aparente de llegar a la plaza.
La protesta comenzó en el parque Gezi de Taskim a última hora del lunes, después de que se derribaran unos árboles bajo un plan de desarrollo gubernamental, pero se ha convertido en una manifestación más amplia contra lo que consideran autoritarismo del primer ministro Tayyip Erdogan y su Partido Justicia y Desarrollo (AKP), de raíces islamistas.
Los médicos dijeron que cerca de 1.000 personas resultaron heridas en los enfrentamientos del viernes en Estambul, las protestas antigubernamentales más fuertes en años. Media docena perdieron un ojo tras recibir el impacto de canastas de gas, según la Asociación de Médicos Turcos.
El Departamento de Estado de EEUU dijo que estaba preocupado por el número de heridos mientras Amnistía Internacional y el Parlamento Europeo plantearon su inquietud por el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía. El ministro del Interior, Muammer Guler, dijo que se investigarían las acusaciones de que la policía había realizado un uso desproporcionado de la fuerza.
También surgieron protestas en la capital, Ankara, y la ciudad de Esmirna, en la costa del mar Egeo, a última hora del viernes, y había llamamientos en las redes sociales a manifestarse en más de una decena de ciudades el sábado.