Primero fue condenada a tres años de cárcel, pero la justicia la extendió hasta los siete años y medio. Esa fue la sentencia a la que fue sometida Sara Sands, una joven madre que en 2015 mató a su vecino en Londres, Michael Pleasted, luego de descubrir que era un pedófilo y que había atacado a su hijo.
Según narra The Sun, la mujer solía compartir con Pleasted e, incluso, este le había ofrecido un trabajo al por entonces adolescente de 12 años.
"Mick fue un modelo a seguir. Le llevaría comidas y charlaríamos. No tenía ninguna razón para no confiar en él. Pensé que Bradley estaba a salvo", dijo la mujer.
No obstante, con el paso del tiempo descubrió que el hombre, que tenía 77 años, presentaba un prontuario de 24 condenas por delitos sexuales, siendo su hijo una de las víctimas.
"Hice lo que haría cualquier madre porque le hizo esto a mi hijo Bradley, mi pequeño", agregó la aludida, quien contó su verdad luego de dejar la prisión.
Asimismo, si bien dijo que "nunca volvería a matar, pues no me veo a mí misma como una asesina", reconoció no estar arrepentida por su cometido.
"Era una madre desesperada por proteger a mis hijos. Recuerdo que cogí un cuchillo y fui a su casa. Quería persuadirlo de que se declarara culpable para que Bradley no tuviera que testifica", aseveró.
“Lo golpeé en su frente con el cuchillo y él me agarró. Perdí el control. No podía dejar que nadie más saliera lastimado, alguien tenía que proteger a la gente", sentenció.