En medio a los trabajos de identificación de los fallecidos en Manchester, tras el ataque con bomba en el concierto de la cantante Ariana Grande, se constató que entre los muertos identificados había personas que ni siquiera asistieron al show. Entre los muertos reconocidos, se registraron cuatro padres y una apoderada que fueron a buscar a sus hijas.
Debido a que la audiencia presente era en gran medida femenino, de jóvenes y menores de edad, y que el recital estaba terminando cuando ocurrió el atentado, alrededor de las 22:30 (horario local) del lunes, muchos padres fueron por sus hijas y algunos resultaron fallecidos.
Marcin y Angelika Klis, un matrimonio de polacos residentes en el Reino Unido, se sacó una selfie en el día fatídico y la publicó en redes sociales, por lo que más tarde su familia la buscaba y señalaba que "esa es exactamente la ropa que vestían". Más tarde, el Ministro de Asuntos Exteriores polaco, Witold Waszczykowski, dijo que "los padres acudieron después del concierto a recoger a sus hijas y, desgraciadamente, tenemos información de que han fallecido. Los niños están a salvo".
Lisa Lees, de 47 años, acudió al Manchester Evening News Arena junto a su amiga Allison Howe, de 45, a buscar a sus hijas en el recinto. Y como la bomba explotó en el lobby del local, del cual ya había personas retirándose, fueron atacadas de lleno por la detonación. "Ellos se llevaron una hermosa mamá. Era asombrosa con todos nosotros", escribió en Facebook Jordan Howe, hijastro de Allison. Y Lee Hunter, hermano de Lisa, escribió: "Para los que no lo saben, Lisa se fue pero nunca será olvidada. Te quiero Lisa, te echo mucho de menos".
"La única condolencia es que sus hermosas niñas están a salvo, y ustedes harían cualquier cosa por eso", expresó Saarah Barker, amiga de ambas, respecto a sus hijas, de 15 años cada una.
E incluso perdió la vida una mujer que no era madre, pero fue a buscar a la hija de una amiga. Jane Tweddle-Taylor, de 50 años, era recepcionista de un colegio y fue confirmada como una de las víctimas.
Finalmente, entre los fallecidos también estuvo Kelly Brewster, de 32 años, quien asistió al Manchester Arena junto a su hermana Claire y su sobrina, Hollie Booth. Y según medios británicos, Kelly se colocó como "escudo humano" para proteger a su sobrina de la explosión. La pequeña sufrió fracturas en sus dos piernas, pero sobrevivió.
En total, la cifra de muertos por el ataque subió en una víctima y suma 23 personas.