La policía francesa cerró desde el miércoles todos los accesos que conducen al pueblo de Bugarach, ubicado a unos 20 kilómetros al suroeste de Carcassonne, al pie de los Pirineos.
Bugarach saltó al mapa mundial luego de que lo rumores propagados por Internet lo apuntaran como un "refugio" de supuesto apocalipsis del 21 de diciembre.
Los rumores nacieron de una equívoca interpretación del fin del calendario maya y de profecías del fin del mundo que en realidad no tienen vínculo ni asidero, pero que siguen generando miedo y alarma entre quienes quieren creerlas.
Jean-Pierre Delord, el alcalde de la localidad, ya está exasperado con preguntas sobre el fin del mundo y pidió colaboración policial para mantener a raya a estos creyentes de la nueva era. Las autoridades prefieren tomar resguardos y detectar a tiempo cualquier posible situación problemática con miembros de cultos que lleguen al lugar. Sin mencionarlo, tienen presentes episodios de suicidios en masa promovidos por sectas apocalípticas en el pasado.
Los residentes de Bugarach también están algo cansados de que su pueblo haya cobrado tal fama.
"No he visto a los hippies todavía, pero están por los alrededores", dijo un vecino de nombre Andre al canal France 24, el que agregó que uno de sus amigos fue a cazar a un bosque cercano y de repente se encontró con un hombre de pelo muy largo al que por poco le dispara. Éste le dijo que esperaba el fin del mundo, contó.
Algunos de estos creyentes apocalípticos alcanzaron a llegar al pueblo en caravanas antes del cierre oficial, que comenzó la medianoche del miércoles 19. Estacionaron sus vehículos en las dos únicas calles de Bugarach y ahora conviven con los residentes, quienes los ven un poco como "locos".
Hace unos días un equipo de la televisión japonesa se encontró en las afueras del pueblo a un hombre vestido con traje de camuflaje que se hacía llamar "Abdel-Jesús", quien les habló largamente de las profecías sobre el fin del mundo.
Si bien Bugarach es el punto de peregrinación más famoso hasta ahora, en Europa hay otros que están experimentando el mismo fenómeno, como los pueblos de Sirince, en Turquía, o Cisternino, en Italia.
Un lugar deshabitado, pero también apuntado como refugio anti-apocalíptico es el monte Rjanj en Serbia, que al igual que el monte Bugarach tiene forma de pirámide. Esa parece ser la clave para ser designado como un lugar a salvo para pasar el 21 de diciembre.