El país gobernado por Dilma Roussef podría transformarse en el segundo país en aprobar la legalización de la marihuana en América Latina después de Uruguay.
Tras una amplia participación ciudadana, la sociedad civil brasileña logró reunir más de 20.000 firmas por internet en favor de la iniciativa. De esta manera, el Senado brasileño comenzó a discutir el polémico proyecto del uso recreativo, medicinal e industrial de la planta.
La propuesta que busca obtener libertad para el cultivo casero de la planta, el registro de clubes de cultivadores y la emisión de licencias para establecimientos de cultivo y venta; fue impulsada por el analista en gestión en salud de la Fundación Oswaldo Cruz, André Kiepper, a través de un novedoso sistema que permite que cualquier persona sugiera proyectos al Congreso a través de su página web.