Fue anunciado con bombos y platillos: la CIA había frustrado un atentado de Al Qaeda contra Estados Unidos y habían capturado al hombre que iba a realizarlo. Dos días después del anuncio, el diario The New York Time hizo público que el supuesto terrorista kamikaze era en realidad un doble agente de la agencia de inteligencia que trabajaba infiltrado en una rama yemení del grupo extremista.
El presunto atacante, quien tenía planes de hacer estallar un avión comercial utilizando un artefacto explosivo colocado en su ropa interior, habría escapado de Yemen hacia Emiratos Árabes Unidos, donde se reunió con agentes de la CIA, a quienes les entregó la bomba con la que se realizaría el ataque para conmemorar un año de la muerte de Osama Bin Laden.
Funcionarios estadounidenses mantienen en secreto ciertos detalles de la operación con el objetivo de proteger al informante y a su familia. Fuentes dijeron que el hombre podría estar ligado con una agencia extranjera de inteligencia aliada con la CIA. Aún no se ha podido determinar cuál es la nacionalidad del infiltrado, pero ha trascendido que se ofreció voluntariamente para la misión y luego delató a la organización terrorista.