Han pasado 20 años desde que el vuelo de un Piper Azteca desapareciera en la Patagonia. Debió llegar a Villa O'Higgins el 8 de abril de 1997, pero el sobrevuelo sobre una zona escarpada, con vientos irregulares y cruzados, impidió que cuatro tripulantes chilenos y uno argentino pudieran arribar a su destino.
Cuatro militares, además del piloto, debían supervisar los avances en la construcción de la Carretera Austral. Se perdieron en una zona tan hermosa como inaccesible, repleta de bosques nativos, lagos, glaciares y montañas.
El coronel Guilliermo Van Schouwen murió a los 79 años. Estaba retirado del Ejército, pero seguía monitoreando la construcción de la ruta, que hace más de 40 años se construye en la Patagonia.
La historia de este fatídico viaje al sur se reactivó hace un año. Por casualidad, un guardaparques argentino encontró los restos del avión al interior del Parque Nacional Perito Moreno.
De allí en adelante, comenzaron los trámites administrativos para posibilitar el rescate de los restos. Pertenencias del piloto y también de los cuatro militares chilenos fueron entregadas en Buenos Aires. En dichas cajas, están los restos óseos de las cinco personas que fallecieron en la Patagonia.
Utilizando el ADN mitocondriano será tarea del Servicio Médico Legal identificar los restos en nuestro país.
En el Ejército esperan las identificaciones para enterrar con honores a los cuatro militares que se suman a otros 49 uniformados fallecidos en las faenas de la Carretera Austral.
993 kilómetros tenía aquella ruta al momento del accidente. Hoy tiene otros 237. Un puente, un busto y un regimiento recuerdan al coronel Guilliermo Van Schouwen, un chileno que, con pala, chuzo y dinamita, transformó la roca en caminos y ofrendó su vida en la Patagonia.