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Carabineros gastó 2.300 millones de pesos en bombas lacrimógenas desde 2011

El Instituto Nacional de Derechos Humanos resaltó que en la mayoría de las manifestaciones se han utilizado, "lo que es preocupante", sostienen.

Agencia Uno

© Agencia UNO

Sábado 30 de marzo de 2019

A través de la información entregada vía transparencia por Carabineros, se pudo conocer que desde 2011 a 2018, la institución ha gastado $2.294 millones en bombas lacrimógenas, utilizadas principalmente para repeler manifestaciones y marchas convocadas en las calles. 

Según informa La Tercera, el año donde más gasto se hizo en este ámbito fue en 2014, durante el segundo Gobierno de la ex Presidente Michelle Bachelet. Esto, porque se concretó un cuarto de la inversión de Carabineros en bombas lacrimógenas de los últimos 8 años. 

En 2014 se realizaron compras por US $737.196 en 44.951 cartuchos y US $126.498 en 4.362 granadas, lo que representa más del 25% del total de US $3.389.564 que se destinaron a este fin durante los 8 años consultados. Al tipo de cambio actual, implica más de $2.294 millones.



Al ser consultados por la distribución y uso por regiones de este material en los años en cuestión, Carabineros expresó que “estos datos son parte integrante de los planes operativos llevados a cabo por la Institución”, agregando que la institución se encuentra “impedida” de entregar esa información. 

Ante estos datos, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) hizo ver su preocupación, señalando que “de acuerdo a las observaciones de manifestaciones que ha hecho el INDH en los últimos años, en la mayoría de ellas se ha utilizado gases lacrimógenos, lo que es preocupante”, sostuvo Rodrigo Bustos, jefe de la Unidad Jurídico-Judicial. 

Además, agregó que la utilización de las lacrimógenas “debe ceñirse a situaciones excepcionales que justifiquen evitar alteraciones graves al orden público y debe estar precedida de avisos formales, que den oportunidad a las personas de evacuar la zona sin provocar situaciones de pánico o estampidas, así como la prohibición internacional de utilizar gases lacrimógenos en espacios cerrados o frente a personas que no tienen una vía disponible de desconcentración o evacuación”.