María Inés Contreras Figueroa, de 68 años, es una chilena que el 2 de mayo llegó hasta Cancún, México, para disfrutar de vacaciones y asistir al casamiento de sus dos hijos.
Sin embargo, una caída le generó lesiones graves, las que sumado a problemas con la atención médico, obligaron a amputarle una pierna para seguir con vida.
De acuerdo al caso, publicado por Radio Bio Bío, María Inés "volvía en barco desde la Isla Mujeres, cuando la nave se movió y mi madre dio un paso en falso, golpeándose la pierna derecha (…) fue un golpe que provocó una pequeña laceración", dijo su hijo Fabián.
Sostuvo que tras ello comenzaron una serie de complicaciones y traslados hacia diferentes centros médicos, los cuales les agotaron todo el dinero que tenían, estando a la deriva en tierras mexicanas.
Uno de los médicos diagnosticó una septicemia que obligó a, bajo autorización de sus hijos, amputar la extremidad a la afectada, quien se mantiene internada.
Pese a pedir ayuda al consulado chileno en el país, estos dijeron no poder entregar ayuda monetaria, sino que únicamente ofrecieron un traslado por medio de un avión ambulatorio que cuesta cerca de $50 millones chilenos.