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Pelequén como símbolo

Demandan mejor calidad de vida, que no se vulneren sus derechos y abogan por un medio ambiente libre de contaminación. Tendencia que va en aumento y que al parecer no se detendrá.

Por Agustín Benaprés Undurraga

Martes 10 de abril de 2012

Protestan en las calles y sacan la voz cuando no son escuchados. Es la nueva faceta de ciudadanos empoderados que marcará tendencia en los próximos años y que tiene como principal motor de lucha el medio ambiente y la calidad de vida.

"Tenemos un sistema político sordo y ciego a estas problemáticas" dice Alejandro Toledo, presidente del partido ecologista de Chile y  hace un llamado a "hacer responsable a los representantes y a uno mismo a la hora de votar".

Toledo explica que ahora la ciudadanía tiene más conocimiento de sus derechos y que existe un descrédito de las instituciones, "hace que la única alternativa que queda es salir a la calle. Si se logran avances (por esa vía) se le dice a la gente que salga a la calle y lo que tienen que hacer las autoridades es escuchar a la gente en vez de ir tapando de a uno los conflictos".

Cuando algo huele mal

Cansados por los malos olores y por la enorme cantidad de moscas, los ciudadanos de Pelequén, en la Región de O´Higgins decidieron protestar y dejaron un taco de 40 kilómetros que los puso en la agenda nacional.

El foco de conflicto está en la planta de manejo de residuos orgánicos, Colhue, que según los propios vecinos del sector deja el aire irrespirable y que ha sido multada en cinco ocasiones por la Seremi de Medio Ambiente.

La ministra del ramo, María Ignacia Benítez, expresó que "a nadie le gustaría vivir en un lugar donde una planta funciona mal" e informó que la superintendencia del Medio Ambiente aún no tiene las competencias para actuar debido a que los tribunales ambientales no están en operación.

Situaciones similares donde la ciudadanía se expresa con fuerza ocurren en todo el país. Casos como el de la escuela La Greda en Puchuncaví,  donde estudiantes fueron contaminados con plomo y arsénico, han marcado pauta y cuestionamiento al actual sistema ambiental que rige al país.

El mismo conflicto por la represa de HydroAysén donde ecologistas claman por conservar el medio ambiente son ejemplos claros donde los chilenos han levantado la voz. La crítica generalizada es hacia quienes toman las decisiones políticas, en el caso de la evaluación ambiental el clamor de los grupos ambientalistas es que se cambie el sistema, porque "los mismos que deciden son políticos y esos ministros responden a criterios económicos", dice Alejando Toledo.

La futura entrada en vigencia de los tribunales ambientales, que acaban de ser aprobados en el Congreso, es una muestra de la preocupación que existe para solucionar éstas temáticas y muestra un avance en el marco legal que existía hace una década con el actual panorama. Pero claro está, si no cambia el panorama, las calles volverán a ser el fiel reflejo de una ciudadanía descontenta y la mesa para sus reclamos