El ahora exsacerdote pedófilo Fernando Karadima, notificado ayer viernes de su expulsión de la iglesia Católica por decisión del Papa Francisco, perdió una serie de de beneficios con los que actualmente cuenta.
Esto, porque según las leyes canónicas, quienes reciban la orden interpuesta a Karadima pierden los derechos que la Iglesia concede y deja de estar sujeto a las obligaciones del estado clerical.
Según indicó a LUN el obispo auxiliar de Santiago y administrador apostólico de Rancagua, monseñor Fernando Ramos, el exsacerdote tendrá que buscar donde vivir, puede ser el lugar donde se encuentra ahora - Hogar de ancianos San José- u otro. Agregó que "desde ahora, la iglesia no le exige residencia en un determinado lugar, por lo que él puede decidir dónde quedarse".
Además, sostuvo que Karadima vivirá de los ahorros que tiene en la Mutual Pax -entidad de ahorro para sacerdotes similar a las AFP.
"Los sacerdotes cuando están pensionados reciben cerca de 11 UF ($300.000 mensuales), pero cuando dejan de serlo se les devuelve una parte de lo que tienen ahorrado", sostuvo.
Hasta antes de su notificación, el exsacerdote contaba con una cuidadora personal, sin embargo, el servicio terminó desde su notificación, puesto que al ser informado, se da por implementada la decisión del Papa.
Karadima también podrá caminar libremente por la calle sin tener que notificar a la diócesis dónde está, ni tampoco será vigilado, según señaló el abogado canonista Camilo Cortés.
Además, queda liberado de las obligaciones clericales como la castidad y obediencia. Por último, no puede consagrar, confesar ni dar la extremaunción. Tampoco podrá realizar misas, ni siquiera privadas.