Lo único que se sabía del obispo de Iquique es que podría haber estado refugiado en una parcela en las afueras de Arica junto a la máxima autoridad eclesiástica de esa ciudad. Ahora ya no está claro su paradero.
A través de un comunicado el Obispado de Iquique aseguró que "monseñor Órdenes espera con serenidad la resolución del Vaticano", pero no detalló en qué ciudad se refugia.
La investigación canónica contra monseñor Marco Antonio Órdenes ya está en manos de la Santa Sede. De hecho trascendió que el representante del Papa en Chile, el nuncio Ivo Scapolo, realizó un viaje de forma muy reservada hasta Arica para conversar con el sacerdote acusado.
La denuncia que estudia la Iglesia desde abril proviene de Rodrigo Pino. Hace tres años él acudió a la Fiscalía, pero la causa fue archivada. Tras hacerse pública las indagatorias que realiza la Santa Sede, la Fiscalía Regional confirmó la reapertura del caso en la justicia ordinaria.
El Ministerio Público ya solicitó todos los antecedentes a la Nunciatura Apostólica de Chile y pedirá declaración a funcionarios policiales que trabajaron en el caso.
Pero eso no significa que el obispo Marco Antonio Órdenes tenga la obligación de hablar. Es que cualquier imputado tiene el derecho a guardar silencio.
Es una nueva etapa judicial para este caso que tiene conmocionada a la ciudad de Iquique, que nuevamente cuestiona a los sacerdotes de la Iglesia Católica.