El estudiante de psicología, Pablo Alarcón, fue condenado a cuatro años de libertad vigilada tras empujar a María Angélica Varas a la calle con resultado de atropello. A pesar del doloroso hecho que cambió para siempre la vida de la fiscalizadora de Transantiago, esta no mantiene rencor hacia el joven.
En una entrevista con el diario La Cuarta, Varas confiesa que aunque se ha tenido que someter a una serie de complejas cirugías reconstructivas del lado derecho de su rostro, no se siente en una posición negativa contra Alarcón, y dice que "pese al dolor y la rabia que siento, lo perdono".
La mujer no ha tenido ningún tipo de contacto con el estudiante ni tampoco con nadie de la familia de él, pero recalca que "tenemos una conversación pendiente".
Varas contó que se crió en el campo, lo que benefició su resiliencia y mente sana. Declaró que "me dio tristeza verlo. No tengo odio contra él. Tuvo un momento de rabia y se desquitó conmigo, quizás nunca pensó que me iba a caer de esa forma".
"Se ve que no es un cabro malo. Tiene 22 años y una vida por delante y pienso qué hubiera pasado si fuese mi hijo, que tiene su misma edad", agregó.
Consultada acerca de su tratamiento y recuperación, la trabajadora reveló que "ha sido muy lenta. Mi oído derecho se cerró, no puedo oír. Mi ojo, que antes del accidente estaba bien, no ve más que sombras. Mi boca no puede comer bien, se me cae la comida. Me dicen que tengo que someterme a más cirugías".
"Quiero que me operen y poder recuperar algo. Mi oído y mis labios por lo menos. El ojo ya lo perdí", añadió.
La mujer ha intentado seguir con su modo de vida, sin embargo todo es sumamente complejo, "salgo a comprar por acá cerca, pero cruzar la calle me da un poco de miedo porque no veo bien".
El estudiante de psicología y autor del delito, Pablo Alarcón, cumplirá su condena fuera de la cárcel luego del juicio abreviado.