Fueron tres funcionarios del Hospital Salvador - dos paramédicos y un auxiliar de servicio-, los que según la Fiscalía se coludieron para vender información de personas fallecidas a las funerarias.
Grabaciones telefónicas realizadas por el departamento de inteligencia de Carabineros confirmaron la sospecha que al respecto tenía el director del recinto, Horacio Díaz.
En este negocio, cada nuevo cadáver se transformaba en una oportunidad de lucrar hasta 150 mil pesos.
Por su parte, el presidente de la asociación de funerarias manifestó su molestia al considerar que esta práctica es habitual en el negocio.
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