Muchos tienen sus vidas aseguradas, comodidad y grandes títulos profesionales. Sin embargo, la vocación y las ganas de enseñar, los llevó a sacrificar sumas de dinero o cargos importantes en empresas.
Son los verdaderos reemplazantes de la educación chilena. Profesionales que se enfrentan a la dura realidad escolar que vive el país.
En esta crónica presentamos a Olga y Andrés, dos profesionales que dejaron todo con tal de servir a la docencia con sentido social, y que estuvieron dispuestos a hacer clases en establecimientos de escasos recursos, atendiendo al llamado de la pedagogía.
Trabajar con jóvenes en riesgo social, supone un atrevimiento a la paciencia y energía que se coloca en la práctica de enseñar a jóvenes que no tienen un gran interés en escuchar, es ahí donde las ganas de educar pueden más.
Preparar a las personas no sólo en la propia estructura académica, sino que también prepararlos para la vida, para adquirir valores, para hacerlos mejores personas.
Personas que luchan por el bienestar de jóvenes y niños, profesores con coraje que dejan marcas en ellos mismos y en la de sus muchachos.