El doctor Francisco Ramírez trabajaba en el Hospital de Curicó y en la clínica del mismo nombre. Sus pacientes y compañeros de labor se encuentran consternados con el asesinato que cometió el facultativo en contra de sus tres hijos.
Sin ir más lejos, los pacientes del hospital de la ciudad no pueden creer lo que ocurrió, especialmente porque -según dicen- en su labor diaria era atento y muy educado con los niños que atendía como pediatra.
La directora del recinto, doctora Mónica Orellana, también se encuentran afectada, ya que el padre de Pilar Merchak y abuelo de los niños asesinados, Norman Merchak, fue director del recinto.