Este lunes, los estudiantes de la Universidad Iberoamericana debieron volver a clases después de unas largas vacaciones de invierno que se iniciaron a fines de julio.
El problema es que de clases, nada. La incertidumbre cunde sobre el futuro de sus carreras, de la universidad y lo más importante, sobre el futuro de ellos mismos.
Mientras autoridades académicas como Roberto Belmar, presidente de la junta directiva del establecimiento, niegan problemas financieros señalando que se vive una situación "de absoluta normalidad" y que "los problemas de tipo financiero han sido resueltos", desde el lado del alumnado advierten que "empezamos a perder campos clínicos y docentes por el no pago (...) El patrimonio no alcanza para cubrir la deuda", dice Paz Gajardo, vocera del consejo de presidentes de centros de alumnos.
En concreto, son más de 2.500 alumnos de la Iberoamericana los que llevan casi tres meses sin clases. Los estudiantes apuntan como principal responsable de la crisis a Jorge Cárdenas Narváez, representante de la familia fundadora y presidente de la asamblea de socios de esa casa de estudios.
Cabe destacar que la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) reconoció a esta universidad recién el año 2016.