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Día a día: Alemania y Rusia evitan la Primera Guerra Mundial... por ahora

BBC Mundo le cuenta en detalle lo que ocurrió cada día previo al inicio de los combates. Hace 100 años, el 29 de julio de 1914, el zar Nicolás II decide a último momento no movilizar a su ejército.

24Horas.cl TVN

Martes 29 de julio de 2014

Hace cien años Europa se encuentra un paso más cerca de enfrascarse en la Primera Guerra Mundial.

El martes 28 de julio Viena le había declarado la guerra a Belgrado. Ahora todos miran hacia los principales aliados de ambos países, Alemania y Rusia, por sus posibles reacciones.

BBC Mundo le cuenta los hechos ocurridos la semana crucial, previa a la declaratoria de la llamada Gran Guerra, el 4 de agosto de 1914.

Lea: 28 de julio de 1914, Serbia responde al ultimátum

Miércoles, 29 de julio de 1914

El presidente de Francia, Raymond Poincaré, vuelve a París tras su visita de Estado a Rusia. Mientras él y su primer ministro regresaban por mar, Austria-Hungría le ha declarado la guerra a Serbia.

Ahora es el turno de San Petesburgo, aliado cercano del gobierno francés, de decidir cómo reaccionar.

Al llegar a Francia, Poincairé se encuentra con un recibimiento efusivo y gritos de Vive La France, Vive La Republique, Vive Le President.

Poincaré no le explica en detalle a su gobierno lo que él y los líderes rusos han conversado sobre la crisis europea, pero está claro que él desea que Moscú le haga frente a Austria-Hungría si el ejército de ese país ataca Serbia.

Eso también incluye enfrentar a Alemania si es necesario.

MOVERSE RÁPIDO

En Berlín crece la preocupación por los preparativos militares rusos.

Si Rusia moviliza a sus hombres, Alemania necesita moverse más rápido.

El éxito alemán depende de golpear primero a Francia y luego enfrentar a las tropas rusas.

El conde Pourtales, embajador alemán en Moscú, se reúne con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Sazonov, para advertirle que si Rusia no detiene sus preparativos, el gobierno alemán se verá obligado a actuar.

"En ese caso pasaríamos inmediatamente a la ofensiva", aclara el conde.

Pero la reunión no es oportuna. Sazonov acaba de escuchar los informes de que Austria-Hungría ha comenzado a bombardear Belgrado.

Para él, son las naciones del centro de Europa, y no Rusia, las que están incrementando la tensión.

"Ahora no tengo dudas de cuáles son las causas detrás de la intransigencia austríaca", dice el ministro, sembrando dudas sobre la buena voluntad alemana para evitar el conflicto.

"¡Monsieur Le Ministre, protesto con todas mis fuerzas contra esa afirmación hiriente!", se indigna el embajador.

"Alemania todavía tiene la oportunidad de probarme que estoy equivocado", concluye el ministro.

Ambos se despiden fríamente.

UN VAGÓN SE DETIENE

Los rusos también están presionados por el reloj ya que, debido al tamaño de su territorio, tomará más tiempo para ellos colocar a sus hombres en la frontera con Alemania o con Austro-Hungría.

La Primera Guerra Mundial abriría una ventana de oportunidad a la Revolución Rusa y a la caída de Nicolás II.

Luego de las 21:00 horas, Sazonov logra que un reticente zar Nicolás dé luz verde a la movilización de tropas.

Pero cuando las órdenes están siendo mecanografiadas, el zar recibe un telegrama de su primo, el Kaiser alemán.

"Comparto vuestro deseo de que la paz sea mantenida. Sería muy posible que Rusia permanezca como una espectadora del conflicto entre Austria y Serbia sin involucrar a Europa en la guerra más horrible jamás presenciada".

El zar se conmueve y cancela la movilización de sus fuerzas a último momento.

"Se debe hacer todo lo posible para salvar la paz".

Su ministro de Guerra trata de disuadirlo: "La movilización no es un proceso mecánico que uno puede detener como se detendría un vagón, y luego echar a andar de nuevo".

El zar se mantiene firme y para las 22:00 el despliegue de soldados se detiene.

La guerra es evitada, por ahora.