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El cura que metió el dedo en la llaga de la Iglesia chilena

Cuando el jesuíta Felipe Berríos habla, nadie queda indiferente. En su última entrevista aseguró que la Iglesia Católica ha perdido credibilidad. La acusó de secretismo y discriminación. Y encendió la polémica en Chile.

24Horas.cl TVN

Miércoles 5 de junio de 2013

Felipe Berríos, el jesuita que causa polémica en Chile, hoy vive en El Congo, en África.

Una Iglesia Católica que "ha caído en un lenguaje de secretismo", "que discrimina" y con obispos "voceros del Vaticano que no piensan por sí mismos".

Dichos por cualquier mortal, los comentarios anteriores no pasan de una crítica a una institución en crisis. Pero en la boca de Felipe Berríos, resultan una bomba nuclear.

Un sacerdote jesuita sin pelos en la lengua, que cada vez que se para frente a la cámara o escribe en algún diario, la Iglesia chilena tiembla. Ese es Felipe Berríos. O "Pipe" para sus amigos, entre los que se cuentan desde políticos hasta mujeres de los barrios marginales, pasando por artistas y rostros de televisión.

Conocido dentro de los círculos de poder más liberales y dueño de una labia que siempre es bien recibida en los medios, Berríos no es un aparecido en la opinión pública chilena.

Fue uno de los creadores de "Un techo para Chile", la iniciativa de conseguir aportes privados para construir viviendas básicas y terminar con la marginalidad. Hoy se replica en toda América Latina como "Un techo para mi país".

También fue columnista del diario El Mercurio, donde en enero de 2009 publicó un polémico artículo criticando a los alumnos de las universidades privadas ubicadas en los barrios acomodados de Santiago, quienes se llenaban de conocimientos académicos sin conocer la realidad del otro lado de la ciudad.

Ese mismo año la vida del cura más deslenguado de Chile dio un vuelco fundamental: fue destinado a África, como parte de un grupo de jesuitas que se encarga de los refugiados en la República Democrática del Congo.

Cambió políticos y famosos por los más pobres y hoy vive con lo básico, con limitada electricidad, sin teléfono y con limitado acceso a internet, razón por la cual se disculpó de no poder conversar con BBC Mundo.

Sólo la salida a Ruanda por sus trámites de visa le permitó conceder una entrevista al popular programa "El Informante" de TVN, el canal público chileno, emitida el martes 28 de mayo. Y en Chile ardió Troya.

Secretismo, consumismo y discriminación

"La Iglesia ha caído en un lenguaje de secretismo, de verdades a medias y la gente se ha acostumbrado a estar leyendo entre líneas", fue la frase con la que abrió la entrevista.

Y durante media hora se dedicó a hacer una crítica no sólo a la Iglesia en Chile, sino también a su sociedad, basada en el consumo, con una elite preocupada "de unos ritos sin contenido, que viven llenos de miedo y buscando una salvación, que dios se las da gratuita, pero ellos quieren comprarla con buenas acciones".

No cayó bien y terminó por provocar un problema "diplomático" entre la jerarquía eclesiástica, su orden -la Compañía de Jesús- y las distintas ramas que componen la institución en Chile. Sin contar las encendidas redes sociales, que todavía siguen hablando de la entrevista. Parte por las palabras mismas de Berríos y parte también por la airada reacción de la cúpula eclesial.

"Una completa exageración, una cosa completamente fuera de la realidad en general de lo que ocurre en la Iglesia", señaló el primer obispo en reaccionar, Juan Ignacio González, en Radio Cooperativa.

El vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, dijo sobre Berríos: "Habla desde la vereda del frente", y el presidente de dicha institución y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, le mandaba su bendición con lo que fue interpretado coomo una ironía. "Que le vaya bien en África", se leía en La Tercera.

Consultado por BBC Mundo, Jaime Coiro aclara la postura de la Conferencia Episcopal. "Para los obispos hay un grueso de los contenidos que formula el padre Felipe que son plenamente coincidentes con sus lineamentos", como la crítica social al lucro, a la inequidad y al desencanto de los jóvenes.

"Hay ciertas miradas autocríticas bastante compartidas", asegura Coiro.

Si la Iglesia está abierta a la autocrítica, ¿por qué entonces localizan a Berríos, sacerdote y parte de ella, "en la vereda del frente"?

"Hay desazón, incomodidad, es este modo de hacerlo, como si él estuviera en la vereda del frente. Somos Iglesia y en la misma familia eclesial es posible decirnos estas cosas", asegura Coiro.

No todos están de acuerdo.

Presiones de arriba

Las palabras de Berríos hicieron reaccionar al Arzobispado de Santiago y a la Conferencia Episcopal.

El miércoles 29 de mayo el provincial de la Compañía de Jesús en Chile, Eugenio Valenzuela, enviaba una carta a los directores de El Mercurio y La Tercera apoyando los dichos de Berríos. "Su inserción con los más pobres en África hace creíble su profética llamada de atención y nos urge a luchar contra las escandalosas desigualdades de nuestro país", se leía en las ediciones del día siguiente.

Sin embargo, el mismo miércoles en la noche Valenzuela mandó un mensaje a Ezzati disculpándose por los dichos de Berríos.

"Lamento mucho las declaraciones de Felipe. Encuentro que sus generalizaciones son injustas, nada aportan a la vida de la Iglesia y nuestra tarea evangelizadora. Le pido perdón", decía el mensaje publicado en La Tercera tres días después.

Tres sacerdotes chilenos consultados por BBC Mundo, que están en constante relación con la jerarquía, prefirieron no aparecer en este reportaje, argumentando que la cúpula eclesial está ejerciendo "mucha presión" para que los sacerdotes no se expresen críticamente en los medios.

Dos coincidieron en que creen que en la disculpa jesuita hubo "presiones de arriba".

BBC Mundo intentó conversar con el arzobispo Ezzati, pero la entrevista fue rechazada por su jefa de prensa, argumentando que no quiere referirse más al tema.

Existe consenso entre religiosos y fieles de la rama más liberal de la Iglesia chilena en que "autocrítica" y "vereda del frente" son para la cúpula la misma cosa.

El "secretismo" en la práctica

El estudiante católico Rafael Zanetta, quien el año pasado denunció a un sacerdote ante la autoridad eclesiástica por abuso de poder, dice haber vivido en carne propia el "secretismo" del cual habla Berríos.

Su caso es bastante conocido en Chile. Él también criticó a la Iglesia desde dentro, pero sólo se topó con portazos.

Según Zanetta, de 25 años, Berríos habló con "ojo crítico, agudo y sincero" sobre la falta de transparencia y verdad que golpea a la Iglesia chilena. Y lo grafica con su experiencia.

Zanetta pertenecía a un grupo del lado conservador de la polarizada Iglesia chilena. Era acólito de "El Bosque", una parroquia del barrio acomodado, frecuentada por fieles para los cuales curas como Berríos eran una aberración.

El 67% de los chilenos se declara católico, según datos del censo de 2012.

La misma parroquia que estuvo en el centro de la noticia luego de que su líder histórico, el sacerdote Fernando Karadima, fuera acusado de manipulación y abuso sexual.

El joven presentó una denuncia ante el arzobispado de Santiago por abuso de poder en contra de Juan Esteban Morales, la mano derecha de Karadima. Sin embargo, no fue precisamente acogida lo que encontró en la cúpula eclesial.

Desde que ingresó la denuncia nunca más recibió una comunicación formal desde el arzobispado. Y cuando finalmente el investigador del caso le comunicó que los antecedentes eran suficientes para demostrar la culpabilidad de Morales en el abuso de poder, según cuenta Zanetta, la cúpula eclesial no le entregó el fallo y posteriormente negó la culpabilidad de Morales.

"Yo que soy un denunciante, o sea, parte activa del proceso, no tengo claro qué paso. El investigador de todo este caso dijo una cosa y el obispo, a puertas cerradas y sin preguntarle a nadie, hizo otra", le dice Zanetta a BBC Mundo.

BBC Mundo solicitó acceso a dicho fallo, pero la respuesta entregada por la oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Santiago fue que el fallo no es público. Sólo se le entrega al denunciado, y, efectivamente el denunciante no recibe una copia.

Según Zanetta, más allá de lo que permite o no el derecho canónico, la falta de transparencia de la Iglesia liderada por Ezzati y mencionada por Berríos "con ojo crítico, agudo y sincero" es un problema grave.

"Es como que (Ezzati) no fuera consciente del daño que está haciendo, como que no le tomara el peso, como que para él fuera administrar un fundo", asegura el joven.

A pesar de eso, no se ha ido. Aunque se lo cuestionó todo y ahora se siente "50% católico" por culpa de "una Iglesia que se llama a si misma a ser portadora de la verdad, pero que cuenta la verdad a medias tintas", Rafael no dará su brazo a torcer y seguirá criticando desde dentro, sin cruzar a la vereda del frente.