Tras días de violencia en Egipto, el gobierno interino respaldado por los militares se ha embarcado en una campaña para justificar las acciones de las fuerzas de seguridad contra los partidarios del depuesto presidente islamista Mohamed Morsi.
El ministro de Relaciones Exteriores, Nabil Fahmy, dijo que su gobierno se había enfrentado a un intento de socavar los cimientos del Estado y de aterrorizar a los ciudadanos.
Sin la contención mostrada por las fuerzas de seguridad, dijo, la cantidad de muertes habría sido aún mayor.
Videos presentados en su conferencia de prensa pretendían mostrar a manifestantes armados con ametralladoras y la bandera negra de al Qaeda supuestamente en una de las protestas.
Está prevista una reunión de gabinete este domingo para discutir una propuesta para prohibir a los Hermanos Musulmanes.
Por su parte, la Unión Europea advirtió a Egipto que revisará su relación en los próximos días.
"La violencia y los asesinatos de estos últimos días no puede justificarse ni tolerarse. Los derechos humanos deben respetarse. Los prisioneros políticos deben ser liberados", señalaron en un comunicado conjunto los presidentes del Consejo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
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